Cómo empezar a trabajar la inteligencia emocional

Antes se pensaba que el cociente intelectual era sinónimo no solo de inteligencia, sino también de éxito, pues se creía que este era el único tipo de inteligencia que había. Sin embargo, conocer y saber gestionar las emociones es fundamental para nuestro desarrollo.

Cómo empezar a trabajar la inteligencia emocional

Primero hay que ser conscientes de lo que estamos sintiendo, y para ello hay que poner mucha atención al momento presente

Antes se pensaba que el cociente intelectual era sinónimo no solo de inteligencia, sino también de éxito, pues se creía que este era el único tipo de inteligencia que había. Sin embargo, conocer y saber gestionar las emociones es fundamental para nuestro desarrollo.

Dafne Cataluña, psicóloga y fundadora del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), define la inteligencia emocional como la capacidad que tiene una persona para poder identificar y gestionar sus propias emociones y también las de la gente que le rodea.

A pesar de que la palabra inteligencia pueda denotar que es algo adquirido, puede entrenarse. «Hay personas que tienen una mayor facilidad ya de antemano, como con cualquier otra capacidad, como correr o la resistencia, pero si alguien se entrena en esta habilidad, puede conseguir un mayor rendimiento en ella», expone Cataluña.

Para desarrollar la inteligencia emocional –indica la psicóloga– habría que pasar por diferentes estadios: la parte inicial consistiría en la percepción de las emociones; una segunda en su regulación, otra en la anticipación de esa emoción… «Estas serían algunas de las diferentes etapas por las que tendríamos que pasar para ir identificando y manejando nuestros sentimientos».

Y es que Cataluña engloba estos estadios en dos para facilitar su comprensión: identificación de las emociones y el manejo de las mismas. Y dentro de las mismas, se podrían dividir en intrapersonal (con uno mismo) o interpersonal (con los demás). La psicóloga subraya que para que este desarrollo sea efectivo hay que empezar por uno mismo y después pasar al plano interpersonal.

 

¿Cómo saber si mi inteligencia emocional es alta o baja?

La psicóloga apunta que hay diferentes test que ayudan a medir la inteligencia emocional. Estos se puede solicitar en cualquier centro de psicología o en algunos pedagógicos también.

«Hay test que nos ayudan a medir nuestro vocabulario a la hora de describir las emociones o a evaluar nuestro nivel de regulación emocional. Por lo que hay test muy completos que evalúan todo el constructo de inteligencia emocional y hay otros más específicos para cada elemento concreto dentro de la inteligencia emocional», explica.

Aparte de estas pruebas, Cataluña expone algunas situaciones que serían claros ejemplos de una inteligencia emocional alta:

– Aquella persona que cuando está sintiendo algo, es capaz de ponerle un nombre con mucha facilidad, está demostrando que tiene una alta capacidad para la identificación emocional.

– Cuando alguien está experimentando una emoción que considera que en ese momento no es eficiente y es capaz de regularla. Por ejemplo, un enfado en una reunión que le va a resultar bastante desfavorable. Pues tener herramientas que le ayuden a regular ese enfado y transformarlo y ser capaz de dejarlo para otro momento. Eso demuestra una capacidad de manejo y regulación emocional.

– Esto puede hacerse con las propias emociones, pero también con las de otros. «Si estoy en una conversación con alguien y veo en su expresión facial y en su tono de voz que está triste, estoy usando esa capacidad de identificación emocional interpersonal», indica Cataluña.

– O cuando se consigue a través de un gesto o de una palabra amable que esa persona que está triste se sienta un poco más reconfortada. Ahí se está transformando la emoción del otro; hay una regulación interpersonal.

 

¿Cómo desarrollar la inteligencia emocional?

Hay muchas técnicas –apunta la psicóloga– para mejorar tanto nuestra capacidad de identificación como de regulación emocional. «Te animo a empezar por la consciencia emocional, porque si este estadio no lo tienes trabajado, difícilmente vas a poder manejar bien las emociones».

Por tanto, primero hay que ser conscientes de lo que estamos sintiendo, y para ello hay que poner mucha atención al momento presente. «No meternos en la rueda de lo que nos está sucediendo, sino prestar atención a mi interior. Incluso, a las sensaciones corporales que estoy sintiendo en ese momento, para desde ahí conectarlas con una emoción concreta y entender qué me está ocurriendo, cuál es la función de esa emoción y ver qué respuesta puedo dar», manifiesta Cataluña.

«Imagina que estoy en una conversación con mi pareja y de repente empiezo a sentir rabia por algo que me está diciendo. Si yo no soy capaz de identificar eso, y de repente le suelto una mala contestación, nos meteremos en una discusión. Pero si previamente soy capaz de identificar esa rabia, podré ver qué la está suscitando. Puede ser que algo de lo que me está diciendo me haga daño y necesite pedirle que me lo diga de otra manera; podré trabajar antes mi comunicación, sino esa rabia irá incrementando hasta desembocar en una pelea», expone la psicóloga

Otra técnica para desarrollar la inteligencia emocional que estaría dentro de la psicología positiva es el ‘Inner Balance’: se trata de alcanzar una sensación de armonía, calma y paz interior. «Esa sensación interna normalmente la tienen las personas que cuentan con esa consciencia emocional y esa capacidad para saber qué les hace sentir en paz», apunta Cataluña.

Se está descubriendo –expresa la psicóloga– que las relaciones familiares o aquellas más significativas en la vida de una persona son las que más se vinculan con esa sensación de calma: «Cuando estamos con esas personas que nos aportan un valor parece que experimentamos más esa sensación de paz y de armonía interna».

Es importante saber que no todo el mundo parte desde la misma salida, sino que dependiendo del nivel en el que te encuentres, tu objetivo será desarrollar una capacidad u otra. En una etapa inicial, Cataluña recomienda un ejercicio basado en identificar exactamente la sensación física que estás experimentando y pensar en una palabra con la cual lo quieras asociar. «Aquí estás incrementando tu vocabulario emocional, lo estás haciendo más rico y con esto vas siendo más consciente de tus emociones».

Si por el contrario ya tienes un vocabulario adquirido, podrías pasar directamente a identificar las emociones de los demás, por ejemplo.

La psicóloga indica que a través de este tipo de ejercicios se pueden cambiar los hábitos que ya tenemos adquiridos. Puede hacerse a través de procesos de psicoterapia, desarrollo personal, un curso de formación o con la lectura de un libro. «Lo importante es averiguar qué ejercicios son los que mejor se adaptan a tu situación en particular».

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